BARBEROS. COFRADÍAS DE SAN COSME Y SAN DAMIÁN
Los Barberos. Recordando a nuestros antepasados
Los profesionales del arte del curar se erigen en cofradía según en que partes del estado sobre 1496, bajo el patrocinio de San Cosme y San Damián y se atribuyen el monopolio de las licencias para ejercer su profesión. No es extraño ver las fricciones que resultaron entre las cofradías y el Protomedicato, ya que algunas de sus funciones se solapaban. (Pedro Gil-Sotres).
FOTO 001 San Cosme y San Damián
En Europa, la primera norma legal conocida que reguló la práctica médica data de 1140, cuando Roger, rey de las Dos Sicilias, decretó que todo médico que quisiera ejercer en su Reino debía solicitar la autorización preceptiva a los oficiales Reales. A esta normativa se sumó otra sobre el currículum profesional. Fue el emperador Federico II, quien en 1240 exigió al futuro médico los estudios de tres años de filosofía y cinco años de enseñanza médica teórica. A los que había que sumar un año de aprendizaje práctico bajo la tutoría de otro médico aprobado. Este monarca también fue el primero en separar la medicina de la farmacia, especificando las funciones y la forma de trabajar de los boticarios (1).
En cada uno de los reinos hispánicos, la regulación del ejercicio profesional de médicos, boticarios y cirujanos siguió una pauta diferente según fueran los poderes públicos, municipales o reales, o los gremiales.
Alfonso X fue el rey peninsular que primero dictó normas reguladoras, a través del Fuero real de 1255, donde establece que los médicos y cirujanos no pueden ejercer sin haber sido aprobados previamente por los físicos establecidos donde van a trabajar o, en su defecto, por los alcaldes de la villa. Esta norma especifica además, que no se trate a ninguna mujer antes de obtener el consentimiento del marido o familiar responsable directo. Esta última prohibición, de origen visigótico, estaba contenida en el Fuero Juzgo del año 687 al 708.